martes, 23 de agosto de 2016

LA HIGUERA MAS TORERA DE SANTA MARGARITA


Hay un poema de Juana de Ibarbourou que dice en unos párrafos de la higuera:
En las primaveras, todos los árboles se cubren de flores en torno a la higuera y la pobre parece tan triste con sus gajos torcidos que nunca de apretados capullos se viste.
Es verdad, la higuera pasa una primavera triste, su fruto, que no es ni más ni menos que sus flores, llegan a su esplendor cuando el resto de árboles dejan de dar los suyos, es en el rudo y ardiente agosto cuando ofrece su flor, cuando ofrece ese fruto dulce, sensual y tan femenino.
En el Patio de Cuadrillas del Coso de Santa Margarita de la Ciudad minera de Linares hay una higuera, la higuera más torera que existe en el mundo. Bajo sus hojas y su sombra ofrece su fruto llegado San Agustín, un lugar donde se colocan unas sillas soldadas de hierro que a buen seguro son de las que dieron su descanso a tanta gente en el ruedo de la Plaza cuando antaño se ofrecía el tan popular cine de verano.
Bajo la higuera las mañanas de esos días preámbulos a las grandes Tardes de Toros en Honor a San Agustín dentro de lo que es la Real Feria de Linares, nos juntamos los aficionados a los Toros y compartimos opiniones sobre los carteles, toreros, la importancia de esta gran Feria Taurina que fue santo y seña hace unos pocos años de toda la provincia de Jaén y buena parte de Andalucía.
Este año, el Coso de Santa Margarita cumplirá 150 años, del mismo modo verificará sus 69 años de la efeméride más importante a la vez que trágica, la muerte del “monstruo” de Córdoba, Manuel Rodríguez “Manolete”.
Pero volvamos con nuestra fiel amiga, esa higuera que me pregunto si sería testigo de aquella fatídica tarde y saludara al diestro cordobés cuando hiciera acto de presencia en ese bonito Patio de Cuadrillas donde anochecido, deja de dar sombra nuestra higuera para envolver con su aroma el bonito Patio ese jazmín que observa y calla cuando se lían las cuadrillas a su vuelta y saluda a las cuadrillas que no han tenido suerte de alcanzar la Puerta Grande.
¡Cuántas mentiras habrás escuchado bajo tu sombra!, comentaba un grandioso profesional de la tierra ¡Cuantas toreras conversaciones habrás escuchado las mañanas de Toros!, mientras unos esperan a las cuadrillas llegar al sorteo, otros, sus acreditaciones para comentar en los distintos medios las noticias de lo que ocurra en esa plomiza arena, arena de las minas de Linares que cubre su más que centenario coso. Y ella, impasible, saludando con sus hojas que mueve la brisa del poco viento en este sediento mes, cumpliendo con el rito año tras año, escucha atenta, enmudecida, pero alegre de que un año más, aficionados a los toros vayan a visitarla, a disfrutar de su sombra y del fruto que ofrece al visitante mientras espera ansiosa unas horas para ver llegar a esos hombres especiales, envueltos en seda y oro en una tarde ardiente y sensual, de amores y desamores, de triunfos y de fracasos, de quietud y de arte, Tardes de Toros que del mismo modo pueden convertirse en alegrías y tristezas, en la peor tarde que pueda sentir un ser humano, pero esto es algo que ni el jazmín ni la higuera verán jamás, por eso lucen tan viriles, tan mágicos y esplendorosos, dando año tras año ese color y ese olor tan Torero a ese Patio de Cuadrillas de la Plaza de Toros de Linares.




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